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La historia de Marqués de Riscal a través de sus edificios.

El corazón de La Ciudad del Vino Marqués de Riscal es sin duda la Plaza del Reloj, lugar desde el cual se puede contemplar la historia de Marqués de Riscal a través de los edificios que la rodean. Las puertas y ventanas rojas presentes alrededor de la plaza, tan características de las bodegas de Marqués de Riscal, anuncian la entrada a las bodegas y nos invitan a descubrir los misterios que contienen.

El edificio más emblemático es, indudablemente, la “Bodega original” que empezó a construirse en 1860 por el ingeniero, Ricardo Bellsolá. Las instalaciones, hechas de piedra local, fueron pensadas de acuerdo con las últimas tendencias enológicas para dar cabida a las instalaciones más modernas en materia de vinificación. La experiencia de Jean Pineau, bodeguero del Château Lanessan, combinada con el trabajo de Bellsolá dieron como resultado un edificio que sigue utilizándose hoy en día, manteniendo, eso sí, el espíritu y el encanto original del S XIX.   

El éxito comercial de Marqués de Riscal llevó a la bodega a realizar una primera ampliación. En 1883 se empezó a construir la Bodega conocida como El Palomar al estilo de las bodegas bordelesas. En 2011 fue remodelada, pasando a ser un espacio equipado con la última tecnología y la maquinaria más avanzada para la elaboración de vinos de gran calidad, y aquí es donde hoy se elaboran los vinos premium de Marqués de Riscal.

La Plaza del Reloj es también el punto de acceso al Jardín Inglés, lugar de recreo y reposo donde el tiempo parece detenerse a disfrutar de la historia y la cultura que se respira en cada rincón de estas bodegas.

El resto de instalaciones de la bodega se componen de salas de barricas donde se envejecen los vinos, botelleros y otras instalaciones de vinificación como es la Bodega de San Vicente que se construyó en el año 2000.